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Los investigadores e investigadoras de nuestro instituto comparten un objetivo común, contribuyendo a cuatro áreas clave de desarrollo. Estas áreas constituyen el nexo que entrelaza diversas disciplinas y especializaciones dentro de nuestra institución.
La contaminación de agua, el suelo y el aire, agravada por los efectos del cambio climático, amenaza a los ecosistemas y la salud humana, al tiempo que pone en riesgo la efectividad y seguridad de servicios esenciales como el saneamiento, el suministro de agua, la atención sanitaria, y la productividad del sector primario. Ante estos desafíos, es clave el desarrollo tecnologías y métodos de análisis avanzados, eficientes y económicamente viables, para una gestión efectiva de la contaminación.
Afrontamos una crisis energética global asociada a la disminución progresiva de los combustibles fósiles y a la necesidad de limitar su uso, debido a los gases perjudiciales que genera su combustión. Es necesario el despliegue urgente de tecnologías que permitan generar energías renovables, limpias y sostenibles, para evitar impactos importantes en sectores tan relevantes como el transporte o la industria química.
La sobreexplotación de recursos en los sectores industriales primario y secundario compromete los límites planetarios y el medio ambiente. Adoptar un modelo de economía circular, que promueva la reutilización continua de los recursos, es fundamental para su sostenibilidad. La innovación tecnológica que transforme de forma sostenible los residuos y subproductos en compuestos de valor añadido es fundamental para lograr la sostenibilidad de estos sectores.
Avanzar en el desarrollo de nuevos métodos y herramientas de modelado, simulación y optimización de procesos, y modelos digitales, es esencial para facilitar la toma de decisiones en la industria, buscando principalmente la eficiencia de los procesos, el máximo aprovechamiento de los recursos y la reducción de costes, con el fin de lograr modelos de negocio que equilibren viabilidad y sostenibilidad.
